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Atrévete a decir ‘no’ para proteger tu tiempo y energía

Declinar una propuesta para llevar a cabo algo que no queremos hacer es una habilidad importante que se puede desarrollar en el ámbito de la formación y el desarrollo personal.

Hay varias maneras en las que puedes declinar una propuesta de actividad de manera respetuosa y efectiva. Como ya vimos en su momento, la asertividad nos aporta grandes soluciones y alternativas, vamos a recordarlas.

La primera es hablar de manera clara y directa sobre las razones para no querer participar en la actividad. Puedes decir algo como “gracias por la propuesta, pero no creo que sea una buena opción para mí en este momento”. Si puedes, ofrece una breve explicación sobre por qué no quieres participar en la actividad, como “no tengo el tiempo necesario” o “no me siento cómodo/a haciendo esto”.

Otra manera de declinar una propuesta de actividad es ofreciendo una alternativa. Puedes decir algo como “gracias por la propuesta, pero no puedo participar en esta actividad. ¿Hay algún otro modo en el que pueda ayudar/aportar/contribuir?” Esto demuestra que estás interesado/a en colaborar, pero que simplemente no puedes hacerlo de la manera propuesta.

Finalmente, si no tienes una alternativa que ofrecer o simplemente no quieres participar en la actividad, puedes declinar la propuesta de manera educada y cordial. Puedes decir algo como “gracias por la propuesta, pero voy a tener que declinar esta vez“. Esto es una manera respetuosa de decir que no sin ofender a la persona que te hizo la propuesta.

Declinar una propuesta de actividad de manera respetuosa y efectiva puede requerir un poco de tacto y habilidad social,

Sin embargo, tras esta conducta complaciente se pueden esconder diferentes motivos. Algunas de las principales causas pueden ser:

  • Buscar complacer socialmente: en ocasiones, nos centramos en complacer a otras personas y aceptamos cualquier proposición porque creemos que es lo que se esperaría.
  • Tener miedo al rechazo: pensamos que mostrándonos de acuerdo con todo seremos “más queridos” por los demás y mejor valorados por cualquier persona, incluidas quienes sean responsables.
  • Temer las represalias: en el sentido opuesto, aceptamos cualquier petición por miedo a sufrir consecuencias negativas, como podría ser un despido, por ejemplo.
  • Sufrir la presión del grupo: deseamos encajar dentro del grupo, por lo que acabamos haciendo aquello que nos dicen.
  • Falta de asertividad: nos sentimos incapaces de decir No sin herir a nuestro interlocutor, por lo que acabamos dando nuestro brazo a torcer.
  • Experiencias negativas previas:cuando hemos rechazado una invitación, hemos recibido una reacción negativa, como que un compañero se muestre frío o hable mal de nosotros, una experiencia que nos lleva a decir Sí para evitar estas consecuencias.
  • Baja autoestima: debido a nuestra falta de autoconfianza, creemos que el hecho de que nos propongan algo –¡a nosotros!- es un lujo, así que no podemos negarnos.

Ten en cuenta que con la práctica y la determinación, puedes desarrollar esta habilidad y utilizarla en situaciones similares en el futuro.

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