Si alguna vez has leído algo sobre desarrollo personal, seguro que en más de una ocasión has visto el concepto de la zona de confort. Lo cierto es que es una de las zonas de las que todo el mundo quiere huir.
La zona de confort se resume como un espacio que genera un estado de seguridad mental. Se centra en reducir el estrés y la ansiedad. Con lo cual, es complicado salir de esa zona cuando nos encontramos en un entorno sin complicaciones ni dificultades.
- Tal vez te suene en otros formatos como “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer” o “mejor pájaro en mano que ver ciento volando”.
Sin embargo, muchas personas necesitan salir de esta zona. De hecho, para mejorar nuestro desarrollo personal es crucial que nos enfrentemos a lo que nos asusta y desafiarnos constantemente.
Gracias al desarrollo personal sabemos que nuestras cualidades o debilidades no nos sirvan para hacernos felices, tal vez tenga más que ver lo que queremos conseguir. Es esencial conocer cómo van a responder nuestras emociones a los diferentes acontecimientos de nuestra vida.
El escape de nuestra zona de confort implica que a veces debemos saltar a lo desconocido, probarnos y arriesgarnos.
Si hemos vivido nuestra vida en un espacio cómodo y seguro, en la que nos ha venido casi todo hecho y “nos vamos dejando llevar”, esta situación va a ser difícil.
¿Te ha parecido que cuanto más años vamos cumpliendo es más complicado que probemos cosas nuevas? Así es. Cuando somos más jóvenes probamos cosas nuevas más fácilmente y, por tanto, encontrar la salida de la zona de confort es mucho más sencillo. Con lo cual, nos permite ir cambiando y evolucionando.
A medida que pasan los años, la comodidad es clave en nuestras rutinas y no nos vamos a permitir seguir evolucionando.
Existen estrategias para escapar de la zona de confort y potenciar el desarrollo personal
¿Qué podemos hacer si hemos crecido? La estrategia de crecimiento personal principal para salir de la zona de confort, debemos comenzar por hacer pequeñas modificaciones en nuestra rutina. Se trata de pequeños pasos que podemos realizar para atrevernos a hacer cosas nuevas o de una forma diferente más adelante.
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En ocasiones, a mí lo que me ha ocurrido es que he sido yo mismo quien me he puesto límites y me ha dificultado para salir de la zona de confort.
“No me siento capaz de hacerlo sin ayuda”, “No se me da bien”, “Voy a fracasar”.
Sin embargo, realmente el fracaso está en no intentarlo. ¿Sabes cuando te quedas con la duda sobre “¿Que hubiera pasado si…”. Analiza los pensamientos que estás reteniendo, piensa porqué se centran y desafiar la lógica: ¿Qué evidencia hay de que esto sea así? ¿De qué me sirve pensar eso?
En definitiva, salir de la zona de confort es un proceso más complejo según nuestro cerebro va adquiriendo conocimientos y experiencia. Es importante que te plantees qué pequeños pasos puedes realizar para llegar a salir de esa zona y sobre todo algo crucial: plantéate si este es el momento. Si no es el momento, hazlo más adelante. No hay ningún problema. Nada es tan trascendental.
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