La tecnología tiene un gran impacto en la sociedad y en las personas. De hecho, se ha descubierto que tiene una estrecha relación con el futuro del empleo y los cambios que se avecinan debido, en parte, a la influencia de la automatización, la robótica o la Inteligencia Artificial.
Aunque no es una gran novedad, diferentes estudios apuntan un dato sorprendente:
Sí, parece el comienzo de una película apocalíptica sobre un futuro incierto en el que las máquinas dominan el mundo, pero más allá del titular necesitamos recordar que hay cosas que la Inteligencia Artificial no puede realizar.
Además, según este informe, la robótica está creando hasta 58 millones de nuevos empleos en los próximos años.
“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”
Alvin Toffler, escritor estadounidense
En este sentido, la clave está en potenciar que las personas no solo aprendan si no que también reaprendan. Es decir, aprender a aprender. Lo que podríamos conocer como metacognición y que conocemos más popularmente como reskilling.
En este sentido, potenciar las habilidades blandas que están relacionadas con conceptos de los que hemos oído hablar en diferentes ocasiones:
- La empatía
- El trabajo en equipo
- La escucha activa
- La asertividad
Estas habilidades transversales son necesarias en un mundo cada día más automatizado.
Diferentes autores están comenzando a señalar que es el momento de cambiar este concepto. Comenzando a denominarlas power skills.
En parte este cambio se basa en que ahora ha sido muy visible su utilidad. En un entorno tan cambiante, utilizar estas habilidades permite crear ambientes más productivos y diversos.
Sin embargo, esta nueva realidad tiene un impacto muy real en las personas y en su capacidad para destacar. Mantenerse al día con el cambio constante, tanto en la industria como en el lugar de trabajo, es un serio desafío.
Para comprender el porqué de este cambio podemos analizar la historia del término habilidades blandas. Al parecer podría provenir del ejército estadounidense a mediados del siglo XX.
El ejército destacó en la formación de las tropas en el uso del equipo necesario. Sin embargo, los líderes militares descubrieron que la forma de dirigir un grupo de soldados tenía mucho que ver con el éxito del grupo. En consecuencia, los militares desarrollaron un mecanismo para captar cómo se obtenía esta información.
Este cambio de nomenclatura está muy relacionado con el cambio de paradigma en la importancia de las habilidades blandas. También puede tener relación con el significado semántico del concepto “blandas”, que aparentemente puede tener un significado negativo.
Las habilidades duras además históricamente se han percibido como más valiosas, puesto que se trata principalmente de competencias técnicas. Esta etiqueta además parece que desacredita su importancia, sobre todo en estos momentos de trabajo híbrido. También menosprecia la dificultad de dominarlos, así como el esfuerzo y el tiempo que requiere.
Por su parte, cambiar el término por el de power skills permite llamar más la atención del alumnado y así adelantar el aprendizaje de habilidades al apartado técnico. Si tú quieres mejorar tus habilidades blandas, porque consideras que “lo de blandas” no es nada malo, te dejamos algunos cursos interesantes.
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